En cada corazón dormido hay una ciudad Santa y hay un Cristo Rey esperando ser activado.
La Oración Dorada funciona como un despertador, implica una activación de la conciencia crística dentro de cada uno.
La Oración Dorada des-contamina el corazón, limpia la ciudad Santa dentro de cada uno, la desentierra del olvido y le devuelve todo su brillo y esplendor.
La ciudad Santa es dorada, no por su belleza arquitectónica sino por el corazón de sus habitantes.
La Jerusalem Dorada representa a la comunidad de corazones limpios, la gente de bien, la tribu en paz. Es la ciudad originaria, la más artística y pacífica de las ciudades.
La Oración Dorada estimula la germinación de la ciudad Santa dentro de cada ser. Devuelve la capacidad de habitarla y activa el Cristal de cada uno.
El Cristal/Cristo Interior representa ese espacio de prístina pureza que permanece a salvo de la toxicidad.
Al Cristo Interior se accede por una única y estrecha puerta:
La Inocencia.
Cuando activamos al Cristo como Rey Nuestro, Salvado y Magnificado, estamos afirmando nuestro poder para volver a ser libres y radiantes, sin condicionamientos que opaquen nuestra Luz Original.
¿Por qué el Cristo Interior requiere ser Salvado? Porque activar su energía implica una acción concreta, individual, muy personal, una decisión conciente que tiene que nacer desde la más férrea convicción; ya que una vez "salvado" no hay vuelta atrás. Cuando el Cristo interior despierta nos hacemos libres y ya no hay modo de volver a tolerar espacios opresivos. Cristo nos saca para siempre de las cárceles, y eso nos abre a una nueva dimensión energética que cambiará profundamente nuestras vidas. Y probablemente genere cambios revolucionarios en nuestro modo de relacionarnos con las situaciones y los seres. Despertar la fuerza crística activa una gran limpieza de todo aquello que no vibra en armonía con esta nueva frecuencia lumínica.
¿Por qué el Cristo Interior requiere ser Magnificado? Porque una vez salvado y recuperado, la Presencia del Cristo Interior necesita ser cultivada y enraizada cada vez más en nuestras células, en nuestro corazón. La práctica cotidiana de la Oración Dorada inaugura un proceso de integración y expansión de la conciencia, durante el cual nuestro cuerpo físico se prepara más y más para sintonizar plenamente con su purísima frecuencia. Esta activación abre un portal infinito e ilimitado, a través del cual el Amor de la Fuente es canalizado y magnificado a través de nuestras manos que materializan en los pequeños actos cotidianos la Presencia del Color Dorado. Lo Dorado siempre viene del corazón conectado con Cristo y la Dorada Jerusalem. Dorada es la Vibración del Amor. Nuestras manos se vuelven doradas porque manifiestan el Amor Crístico. Y en cada acción amorosa que realizamos estamos Magnificando la Presencia Crística en el Mundo.
Somos hijas e hijos de la Luz Dorada y este es el tiempo de reestablecer su sanadora frecuencia en el interior de nuestros cuerpos, en el interior de nuestros vínculos y en el interior de los pequeños actos de nuestra vida cotidiana.
( Material canalizado por M.G. Es para compartir gratuitamente. Por favor no lucres con esta información. Gracias. / El uso lucrativo de estos textos genera karma ).
No hay comentarios:
Publicar un comentario